La verdad, yo siempre fui una persona diferente, muy diferente. Mi família me hizo creer que era algo malo, que debía cambiar y ser como los demás.
Y lo intenté, juro que lo intenté. Pero es imposible renunciar a tu destino, ahora lo sé y desearía haberlo sabido siempre. De ser así, no habría pasado tantas noches entre llantos tratando de descubrir que estaba mal en mí y como solucionarlo.
En éste momento me hace gracia recordar a aquel niño asustado que quería cambiar sin saber que eran esas diferencias las que lo hacían especial, mejor. Y que serían precisamente esas cualidades distintas las que lo llevarían a convertirse en un gran hombre, un gran gobernador, aunque aquellos que no lo entienden prefieren llamarle dictador.
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